La continua liquidación de activos de los mercados emergentes ha afectado a una serie de monedas de Europa del este (sobre todo el florín y el esloti), mientras que la corona checa (refugio seguro de la región y divisa de financiación de operaciones de arbitraje) ha cobrado fuerza. La volatilidad del mercado podría animar a los políticos del este a hacer una pausa después de probar con nuevos mínimos de tipo oficial frente a una brusca desinflación y lenta recuperación. Aun así, con una transmisión monetaria limitada e inflación por debajo del objetivo, creemos que los bancos centrales de Europa del este mantendrán una postura blanda, asumiendo que la liquidación continua no se convertirá en una huida de capitales de grandes proporciones. Seguimos esperando recortes del tipo en Polonia (25 puntos en julio) y Hungría (25-50 puntos antes de septiembre), y el banco central checo podría depender de la intervención verbal únicamente para frenar las presiones al alza sobre la corona.
Por Jelena Vukotic.