Los observadores de Qatar informan que el gobernante del país, el emir Hamad bin Khalifa Al Thani, podría estar preparando los planes para la transferencia del poder al príncipe heredero Tamim bin Hamad en las próximas semanas o meses, antes de lo previsto. Si se confirma el rumor, no esperamos que Qatar se someta a un cambio brusco en política, aunque la transición del poder sería, sin duda, una invitación a la especulación sobre el futuro de la economía, que está ralentizándose tras un periodo de crecimiento de dos cifras. Con su producción de gas restringida y otros productores usurpando su ventaja de primer llegado al gas natural licuado, Qatar tendrá que buscar nuevas fuentes de crecimiento, reequilibrar sus ingresos fiscales y arañar valor de su exhaustivo programa de construcción (ya están previstos 150.000 millones de dólares en proyectos). Dada su riqueza (con un PIB per cápita de 100.000 dólares) y considerables activos extranjeros (más de 150.000 millones de dólares según nuestros datos), el país debería tener más margen de maniobra que sus homólogos de GCC, aunque sus extensos proyectos de inversión le hacen vulnerable a la dinámica de burbuja y explosión, que podría exacerbarse por sus obligaciones regionales. Cualquier transición será seguramente controlada y gradual, aunque podría exponer tensiones como el equilibrio entre trabajadores locales y foráneos.
Por Rachel Ziemba.
