Si bien los tipos de los mercados emergentes a corto plazo han sido mucho más bajos, el mercado no está tan preocupado por un posible desplome de la propensión al riesgo (el S&P se ha mantenido estable desde la comparecencia de Ben Bernanke) como para obligar a los bancos centrales de los mercados emergentes a incrementar bruscamente sus tipos en cientos de puntos básicos, tal como hizo el banco central de Hungría en octubre de 2008. En lugar de ello, los inversores son conscientes de las grandes brechas de producción negativas existentes en algunos mercados emergentes y la consiguiente ausencia de presiones inflacionistas: el extremo corto de la curva está firmemente afianzado, de hecho, aparte de Brasil, no esperamos grandes subidas en fechas próximas. La conclusión es que, por ahora, el hecho de que los rendimientos estadounidenses sean más altos está reflejado en gran medida por la mayor pendiente de las curvas de rendimientos de los mercados emergentes, y únicamente deberemos preocuparnos realmente cuando las curvas de los mercados emergentes se aplanen, si es que esto llega a suceder.
Por Peter Jones.