Hasta finales de 2012, los precios de las materias primas habían mostrado una evolución similar a la de otras clases de activos, marcada por periodos de preferencia y aversión por el riesgo en función de la incertidumbre política, pero en la actualidad su comportamiento se debe a factores más idiosincráticos (la debilidad de los fundamentos de la oferta y la demanda), tal como cabía esperar. Este cambio se observa claramente en los precios del petróleo crudo, que anteriormente evolucionaban de manera similar al S&P 500, pero que se mantuvieron dentro de su margen de fluctuación cuando el S&P alcanzó nuevos niveles máximos en fechas recientes. Esta desconexión y la debilidad de los precios son el resultado del aumento de la oferta, que se refleja en el récord máximo de los niveles de inventario de crudo estadounidense y el aumento de la capacidad disponible a nivel mundial. Asimismo, la perspectiva favorable para el crecimiento estadounidense corresponde a finales de año o 2014, y no se traduce en un aumento del consumo de gasolina, el cual todavía es débil (y probablemente seguirá siendo estructuralmente débil). Continuamos siendo más optimistas con respecto al petróleo crudo que con respecto al resto del conjunto de materias primas, dado que existen diversos riesgos al alza todavía por desarrollar, aunque reconocemos el aumento de los riesgos a la baja.
Por Gary Clark.