Como en cualquier dependencia, a medida que la adicción de China al crédito ha ido aumentando también lo han hecho las dosis necesarias. La correlación entre el crecimiento del crédito y del PIB se ha reducido enormemente desde la crisis financiera global, aunque la diferencia entre las tasas de crecimiento se haya ampliado. Este hecho plantea serias dudas acerca de que el crecimiento pueda mantener unos niveles similares a los actuales, lo que supone un gran motivo de preocupación para la sostenibilidad del endeudamiento chino. El gobierno central chino experimentará un apalancamiento de su balance una vez que el sector "semipúblico" comience su doloroso proceso de desapalancamiento. Si bien no existen normas estrictas en cuanto a la cantidad de crédito que puede absorber una economía, parece que China está muy cerca de su límite. Los beneficios de las empresas estatales chinas están disminuyendo, mientras que sus deudas están aumentando. Los gobiernos locales chinos están utilizando los bancos en la sombra y los mercados de renta fija para cubrir el pago de los intereses de sus deudas con los bancos públicos. El final del auge del crédito en China está cercano: se aproxima una desaceleración de los balances.
Por Adam Wolfe.