Los clubes confían en los ingresos por sus derechos de imagen y televisión para mantener la solvencia económica. Pero los grupos, como Prisa o Mediapro no consiguen amortizar la inversión y la crisis ha golpeado con fuerza sus balancez. Otra vía de financiación que está en la cuerda floja.
Desde 2004, 19 de los 42 clubes que juegan en Primera y Segunda División se han declarado en concurso de acreedores. Los sueldos exagerados, las elevadas comisiones, los fichajes astronómicos y las disparatadas deudas de 4.100 millones, tanto con Hacienda (690,4 millones a febrero de 2013) como con los bancos (Bankia dio un crédito de 76 millones al Real Madrid para fichar a Kaká y a Cristiano Ronaldo que vence en julio de 2014), unido a los impagos, problemas de gestión y caída de las ventas, que ha llevado a diferentes equipos a la quiebra, da muestras de agotamiento de un modelo de negocio que ha vivido por encima de sus posibilidades. A este primer pinchazo, se suma la crisis de las televisiones. Los clubes de Primera se reparten unos 640 millones por derechos de televisión, lo que supone el 40 por ciento de sus ingresos agregados. Aunque el reparto es desigual (el Real Madrid y el Barça se reparten 300 millones), esta fuente de ingresos, que se ha disparado en un 31 por ciento desde 2006, es básica para su funcionamiento.
Tras un nuevo capítulo de la guerra del fútbol, Mediapro y Prisa llegaron a un acuerdo por el cual el grupo de Juan Luis Cebrián se quedaba con la Liga BBVA casi en exclusiva en España lo que se ha traducido en una factura de 1.200 millones. Esta elevada suma, que ha hecho temblar los cimientos del grupo (ha provisionado 294 millones por el deterioro del fondo de Prisa TV), es fruto de la negativa de las teles en abierto a pagar 35 millones al año por una liga que no se rentabilizaban. Así, Prisa, que esperaba disparar las altas de Canal +, ve como sus previsiones no se cumplen y ha retrasado dos años el plazo para recuperar la inversión.
La crisis ya le ha llevado a tratar de rebajar un 20 por ciento el contrato que tiene de 10 clubes. El grupo está en pérdidas, tiene vencimientos de deuda de 3.000 millones y problemas para pagar a sus proveedores a tiempo. Así, si logra cumplir hasta 2015, es complicado pensar que volverá a pagar tanto por los derechos. Los clubes tendrán rebajar sus pretensiones si no quieren matar a la gallina de los huevos de oro