En un adelanto de las perspectivas de la economía mundial del FMI se aborda el tema de los temores de inflación, manteniéndose que la independencia de los bancos centrales ha fijado las expectativas de inflación, tanto a la baja como al alza, al tiempo que los bajos objetivos de inflación de los bancos centrales han dado lugar a una inflación persistente y menos sensible a las fluctuaciones en la producción. La postura del FMI con respecto a la dinámica de inflación pertinaz está a grandes rasgos en línea con la opinión de RGE, que consiste en que los tipos de interés reales negativos hacen que los productos basados en diferenciales, la renta variable y los activos de los mercados emergentes sean relativamente atractivos, aunque los temores a una inflación elevada son exagerados. El FMI realiza dos advertencias. En primer lugar, la baja inflación podría crear una complacencia que provoque una burbuja de activos, un argumento a favor del aumento de las medidas macroprudenciales. El presidente de RGE, Nouriel Roubini, también cree que la actual situación de bajos tipos de interés, baja inflación y flexibilización cuantitativa supone un riesgo de que se produzca una burbuja de activos y finalmente una crisis. En segundo lugar, la presión política para la obtención de resultados económicos y la reducción de la independencia de los bancos centrales podrían avivar la inflación. No debemos preocuparnos en exceso por la expansión de la base monetaria debido a la flexibilización cuantitativa.
Por Peter Jones.