Las crecientes tensiones políticas, con retrasos electorales incluidos, entre confrontaciones sobre la dirección política anuncian otro año de estancamiento económico. Con la inversión en remontada lenta, el consumo apoyado en las remesas continúa siendo el principal motor del crecimiento pero pesa sobre las exportaciones netas. El consumo privado sigue siendo el principal motor del crecimiento, apoyado por las remesas y las subidas salariales del gobierno pero la inflación en alza está socavando el poder de compra de los consumidores, con riesgos al alza. El impasse político debilita la agenda de reformas y retrasa el apoyo extranjero tan necesario (del FMI y bilateral), clave para estabilizar una situación fiscal insostenible. Las presiones sobre el tipo de cambio mantendrán la política monetaria restrictiva en un contexto de inflación creciente.
Por Maya Senussi.