Era de esperar que el público alemán, cansado del apoyo y las transferencias que tiene que autorizar para el sur europeo, se escandalizase ante el éxito de las campañas anti-Europa y anti-Alemania de Beppe Grillo y Silvio Berlusconi en las elecciones italianas. Es más, el público alemán suele detestar la idea de que Berlusconi ejerza un papel en la política italiana (de nuevo). Sin embargo, los medios alemanes han sostenido que los comentarios antagónicos del candidato del centro-izquierda a canciller alemán, Peer Steinbruck, lastimarán sus probabilidades en los próximos comicios y los altos funcionarios alemanes aseguran estar abiertos a cualquier gobierno italiano, prestando cierto alivio a la calma post-electoral de los mercados. Al fin y al cabo, con el programa OMT de compra de bonos del BCE, la crisis se ha vuelto todavía más política. Mientras que los gobiernos reformistas sigan en el poder y cuenten con el apoyo de los países del centro, la amenaza de un OMT debería bastar para desalentar las apuestas contra España o Italia.
Por Christian Odendahl.