El pasado 5 de febrero, Fitch rebajó la calificación triple A de la deuda soberana de los Países Bajos a negativa, en línea con sus homólogos Moody's y S&P, debido al fuerte aumento de la carga de la deuda de los hogares, los persistentes problemas del sector bancario y la reciente apatía económica. Esta actuación estuvo en línea con la opinión que RGE mantiene desde hace tiempo, y que consiste en que aunque la economía holandesa es resistente en términos generales, es vulnerable a los impactos que afectan al resto de las economías del núcleo de la Eurozona debido al excesivo endeudamiento del sector privado y a la presión que ello ha producido sobre el sistema bancario nacional. Con la mayor relación de toda la Eurozona entre la deuda y los ingresos de los hogares, y una austeridad fiscal que está afectando al crecimiento y a la capacidad de servicio de la deuda de los hogares, la acumulación de deudas incobrables en activos inmobiliarios ha provocado la nacionalización del SNS Reaal, el cuarto mayor banco sistémico. Si la pronunciada caída de los precios de la vivienda registrada recientemente se sostiene, tendrá lugar un incremento de la presión sobre la solvencia del resto del sistema bancario. Aunque la calificación continúa siendo triple A y el mercado, subido a la ola del sentimiento positivo, parece no haberle dado importancia a esta medida, la perspectiva de los Países Bajos para 2013 sigue dependiendo en gran medida de la velocidad de la recuperación de la Eurozona.
Por Evghenia Sleptsova.