La pasada semana, los mercados de renta variable se recuperaron de sus pérdidas anteriores para cerrar con pocos cambios ante la mejora de los datos procedentes de china, la decisión política unánime de respaldo del BCE y las flexibles condiciones financieras. El índice S&P BMI global registró una subida del 0,73%, con las ganancias encabezadas por la Eurozona (especialmente los mercados periféricos) y los mercados emergentes europeos, debido al respaldo unánime del BCE a los tipos de interés y a que la mejora de los datos de las encuestas fue favorable para al sentimiento de riesgo. Al mismo tiempo, los mercados emergentes asiáticos y latinoamericanos quedaron rezagados, lo que provocó que los resultados de los mercados desarrollados fuesen mejores que los de los mercados emergentes. A nivel sectorial, las ganancias estuvieron encabezadas por el sector sanitario y el financiero (debido a las noticias de una relajación del coeficiente de cobertura de liquidez de Basilea), mientras que los servicios públicos y los materiales registraron peores resultados. Las condiciones financieras se siguieron flexibilizando, y el índice VIX se continuó debilitando hasta alcanzar un mínimo plurianual de 13,36 (lo que recuerda periodos anteriores a la crisis) debido a que los bancos centrales mantuvieron su posición flexibilizadora y mostraron optimistas acerca de que la mejora de los mercados financieros llegase hasta la economía real. La correlación implícita también se siguió reduciendo, dado que los inversores se centraron en los fundamentos microeconómicos de cada una de las empresas.
Por Ibrahim Gassambe