La rebaja de la calificación crediticia soberana de Sudáfrica hasta BBB, el segundo grado de inversión más bajo, por parte de Fitch el pasado jueves es algo que llevábamos apuntando desde hace tiempo, y refleja la falta de dirección del liderazgo, el aumento de las tensiones sociales y políticas y el impacto del deterioro de la perspectiva económica sobre las finanzas públicas. Tanto Moody?s como S&P rebajaron sus calificaciones en 2012, y Sudáfrica ahora tendrá todavía mayores dificultades para atraer la inversión a largo plazo, lo que agravará la debilidad de la recuperación aunque la situación global sea más favorable. Dada la escasa mejora de los fundamentos macroeconómicos, un descenso de los flujos de cartera, especialmente si vuelven a producirse huelgas, provocaría un aumento de la presión sobre el rand, lo que supondría un riesgo de mayor deterioro de las cuentas externas. Creemos que la parálisis política a nivel nacional, especialmente los intereses creados entre la élite política, está impidiendo a Sudáfrica solucionar sus problemas estructurales. Seguimos contemplando un crecimiento por debajo de la tendencia en 2013, aunque las condiciones a nivel mundial continúen siendo favorables.
Por Maya Senussi.
