El crecimiento del PIB nominal permanece estancado, algo que no debería suceder si la política monetaria fuese "flexible". La correlación habitual entre los activos en divisas en el pasivo no existe en Japón: normalmente, los países incluyen las reservas de divisas acumuladas debido a los superávits por cuenta corriente no reciclados en el extranjero en el lado del activo del balance del banco central: los exportadores ingresan los pagos en divisa extranjera, que posteriormente son cambiados en el banco central por moneda nacional, lo que obliga al banco central a emitir nueva deuda. Pero en Japón, las reservas en divisas son mantenidas por el Ministerio de Finanzas, lo que hace que el balance del Banco de Japón sea mucho más pequeño. Se puede considerar que la combinación del balance del Banco de Japón con las reservas de divisas equivale al potencial del PIB nominal del país: la liberación de estos ingresos en divisas a través de una ampliación del balance del Banco de Japón daría lugar a que el pasivo del banco central equivaliese a la capacidad de producción de la economía, lo que provocaría un aumento del PIB nominal. Existen arraigados motivos históricos y geopolíticos por los que el gobierno japonés no desea hacer esto. Se considera que las reservas proporcionan una posición de fuerza en las relaciones internacionales: Shinzo Abe y el PDL defienden que el Banco de Japón emita deuda para la compra de nuevos activos extranjeros en el exterior de forma que se mantengan las reservas ya existentes.
Por Michael Manetta.