Los recientes acuerdos entre el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) y las autoridades centrales demuestran que los dos bandos están tratando de resolver sus actuales diferencias, aunque queda por ver si alcanzarán un compromiso duradero. La reanudación de los pagos puede hacer que otras empresas petrolíferas internacionales colaboren con el GRK (con el riesgo de entrar en la lista negra para los contratos con el gobierno central), lo que aumentará la producción de la región. Sin embargo, estos acuerdos pueden ser de corta duración y no abordar los problemas subyacentes, como que el GRK pueda ofrecer condiciones más lucrativas en sus áreas petrolíferas, un entorno más seguro, y el deseo del gobierno central de obtener un mayor porcentaje de los ingresos petrolíferos. Aunque la producción petrolífera en el Kurdistán es pequeña en comparación con el total a nivel nacional, los responsables iraquís temen que el aumento de la autonomía y la descentralización del poder puedan abrir la puerta para la secesión kurda, además de alentar las peticiones de autonomía en otras regiones (Basora desearía un mayor porcentaje de los ingresos).
