La economía de Indonesia permanece atrapada entre previsiones divergentes sobre su futuro. A corto plazo, muchos economistas esperan que los factores en los que se basa su elevada tasa de crecimiento en el tercer trimestre (6,4% interanual) actúen en contra de la economía: la rápida acumulación de inventarios, que sumó más de dos puntos porcentuales al crecimiento, fue en parte el resultado de una fuerte desaceleración del crecimiento real de las exportaciones que parece haber cogido por sorpresa a los fabricantes. Varias agencias, entre ellas Citibank y DBS, han revisado recientemente a la baja sus previsiones de crecimiento para 2013, reflejando el aumento de la preocupación acerca de las elevadas existencias en el inventario y la vulnerabilidad cada vez mayor de la balanza exterior de Indonesia. Con todo, la mayoría de los observadores siguen esperando que los resultados de Indonesia sean superiores a los de otros mercados emergentes a largo plazo. Según el McKinsey Global Institute, en las próximas dos décadas la joven población de Indonesia, la nueva clase de consumidores y la rápida urbanización ayudarán a su economía valorada en 850.000 millones de dólares a escalar nueve puestos con respecto a su actual posición como decimosexta mayor economía del mundo.