Las medidas tomadas por el presidente Mohamed Morsi para consolidar su poder han atenuado el estancamiento político, y han permitido que se centre en hacerse cargo de la economía y atraer inversiones, aunque siguen existiendo riesgos tanto en el ámbito de la política como en el de la aplicación de las medidas. Las remesas de dinero siguen siendo un salvavidas para el consumo y la financiación exterior de Egipto, y las huelgas, los cortes de energía y la falta de capacidad de estímulo harán que el crecimiento se mantenga muy por debajo de la tendencia en 2012 y 2013 con un 1,8% interanual y un 3,2% interanual, respectivamente. La ayuda extranjera (del FMI y bilateral) es fundamental para estabilizar la insostenible situación fiscal. Mantener el tipo de cambio sobrevaluado (y con ello unos tipos de interés elevados) podría dar lugar a que el crecimiento permanezca durante más tiempo por debajo de la tendencia, aunque nos tememos que el gobierno, cuya principal preocupación es la estabilidad, aceptará este trato.
Por Rachel Ziemba y Maya Senussi