Desde una perspectiva monetaria, el programa de Transacciones Monetarias Directas (TMD) es superior al programa de mercados de valores y a la inyección de liquidez plurianual a través de las operaciones de financiación a plazo más largo, mientras que la ampliación de la base de los activos de garantía y la supresión de los requisitos de calificación para los países que pueden optar al TMD debería eliminar parte de la presión sobre unos bancos limitados por los activos de garantía si España suscribe pronto este programa, tal como esperamos que haga. La primera prueba será si se logra detener la fuga de capitales de España. Como aspecto negativo, el programa está esterilizado y un posible deterioro de la perspectiva de crecimiento se vería empeorado por la condicionalidad a corto plazo. El BCE ha mostrado su disposición a poner a prueba los límites de su mandato, sometido a una estricta condicionalidad y en contra de la firme oposición del mayor accionista, el Bundesbank. En este momento, mucho depende de si los gobiernos cumplen en el ámbito de la integración (el apoyo alemán es crucial) y prestan el apoyo fiscal que necesitan tanto España como Italia, y si la población afectada por la recesión estará dispuesta y será capaz de seguir adelante con el proceso de ajuste a largo plazo que supone el seguir perteneciendo a la UME.
Por Elisa Parisi-Capone.