Los resultados macroeconómicos y de los mercados dependen de la flexibilización monetaria, algo que ha sido reflejado por la subida veraniega provocada por la retórica política, aunque las restricciones políticas limitarán las acciones que deberían tomar los bancos centrales, por lo que mantenemos una posición defensiva. La política estadounidense limitará a la Reserva Federal, pero impulsará una reducción fiscal, lo que será perjudicial para la recuperación global, mientras que el principal riesgo sigue siendo la gestión de la crisis de la Eurozona ya que las múltiples tensiones reflejan los conflictos intrínsecos entre las políticas nacionales y la federalización. Las desaceleradas economías emergentes se enfrentan a limitaciones para realizar nuevas flexibilizaciones debido a la existencia de inflación, burbujas o desequilibrios, tal como señala la agitación crediticia en Brasil, como indica la inflación en la India y como advierte la desaceleración de China sin que se produzca una flexibilización proporcional. Las tensiones en Oriente Medio suponen una amenaza para unos precios del petróleo que ya son elevados, y por lo tanto para el crecimiento global.
Por el equipo de estrategia macroeconómica de RGE.