Fitch dio a Turquía un sólido visto bueno, sugiriendo que la fórmula política del Gobierno ha llevado a la economía a un aterrizaje suave, contribuyendo al reequilibrio y dejando los riesgos con un sesgo al alza. Los prónosticos de Fitch prevén una aceleración que empezó en el segundo trimestre y que se extenderá durante gran parte de 2012, aunque se parará poco antes de que se le conceda la calificación de inversión que los reguladores turcos creen que merece el país. Aunque estamos de acuerdo en que las posibilidades de un freno repentino en las entradas de capital ha disminuido debido a un amplio endurecimiento en el primer semestre, somos más prudentes que Fitch. Parte del pregonado reequilibrio ha sido una contracción en las importaciones no energéticas, lo cual no es un buen augurio para futuras exportaciones; mientras, también estamos preocupados por la debilidad general en el entorno de inversión y por la parálisis en las reformas estructurales, lo que dejará a Turquía viviendo de su fuerte demografía.
Por Rachel Ziemba.
