Es probable que la próxima desaceleración económica tenga consecuencias políticas para China, con movimientos favorables a la democratización. China es urbana en más de un 50%, lo que significa que los costes de coordinación para aquellos que plantean exigencias al sistema político son menores, la sociedad civil es la más fuerte desde la fundación de la República Popular, China depende en gran medida del comercio con países democráticos para su crecimiento económico, y las normas para la gestión del gobierno a nivel mundial han dado un giro hacia la democracia. Quizá lo más importantes sea que es más probable que la élite política china esté dividida acerca de la respuesta política adecuada ante el aumento de las exigencias políticas de lo que lo estaba en 1989, el último periodo de agitación civil.
Por Adam Wolfe.
