El 20 de junio Moody's subió la calificación de la deuda soberana turca un nivel, de Ba2 a Ba1, manteniendo la perspectiva positiva, debido a "la significativa mejora de las finanzas públicas de Turquía, a la consecuente mayor capacidad de amortiguamiento de su balance y su potencial para enfrentarse a desequilibrios externos." El elevado déficit por cuenta corriente es un factor clave para mantener baja la calificación de Turquía, pero la reducción gradual del déficit de los últimos meses será un paso positivo hacia una posible actualización del rating. Sin embargo, la dependencia de Turquía de fuentes de financiación a corto plazo podría ser un riesgo para una subida del rating a medio plazo, en cuyo caso la economía seguirá muy por debajo de "investment grade" durante los próximos 12 meses.
