Ante la insistencia de los gobiernos de Alemania y otros países de la Eurozona, que buscaban la protección de España antes de las elecciones griegas, España y el Eurogrupo acordaron un préstamo para la restructuración de la banca de hasta 100.000 millones de euros. Esta cifra se encuentra en el límite inferior de las estimaciones de RGE para las necesidades de recapitalización de la banca española, aunque, como apunta Jennifer Kapila, eso no significa que sea necesariamente insuficiente. La hipótesis de base de RGE prevé que las dificultades por las que atraviesan los fundamentos económicos terminarán por obligar a que el rescate se amplíe a la deuda soberana, afirma Elisa Parisi-Capone, aunque el saneamiento del sistema bancario es indudablemente un importante primer paso en la dirección adecuada. David Nowakowski añade que, si bien es cierto que el Mecanismo Europeo de Estabilidad será un acreedor preferente, RGE tiene la casi total seguridad de que un programa de préstamos no activará una permuta de cobertura por impago.