Los datos registrados en todo el mundo han supuesto una sorpresa desagradable, ya que la recesión de la Eurozona no parece remitir y EEUU apenas genera empleos netos. Tanto los precios de las materias primas como las expectativas para la inflación están descendiendo, provocando que los rendimientos de los bonos alcancen mínimos históricos. Los bajos tipos de interés alemanes y los negativos tipos suizos indican la existencia de entradas de capital desesperadas, y los rendimientos bajo cero de Suiza sugieren la posibilidad de que se deshaga la paridad del CHF. Al mismo tiempo, los rendimientos de España e Italia han sufrido un fuerte aumento, ya que los rescates a los bancos pueden incrementar la deuda soberana y paralizar una importante fuente de demanda. Los responsables de los bancos centrales no han señalado una nueva flexibilización de la política monetaria cuando los programas de activos a gran escala y la Operation Twist finalicen y el efecto de las operaciones de refinanciación a largo plazo se disipe. Al igual que con anteriores intentos de librar a la economía de este tipo de estímulos o de presionar a los gobiernos para que fomenten la confianza, este optimismo parece injustificado.
Por David Nowakowski.