El superávit en cuenta corriente de China ha sufrido una pronunciada caída desde que alcanzase su máximo en 2007, y por lo tanto China ha dejado de ser la fuerza desestabilizadora para la economía global que fue hasta la crisis financiera. Gran parte de esta mejora se debe a la apreciación real del RMB, que actualmente se puede estar negociando en torno a su punto de equilibrio. Al mismo tiempo, la ya extraordinaria tasa de ahorro china experimentó un claro aumento a partir del año 2003, debido a factores demográficos y cambios estructurales que mantenían contenidos los ingresos de los hogares. Los responsables políticos descubrirán pronto que su decisión de aumentar la inversión a modo de respuesta resultará económicamente inviable.