La necesidad de nuevas medidas de restricción fiscal en 2012 y el consiguiente impacto en la demanda interior hacen que sea necesario corregir a la baja nuestra previsión de crecimiento del PIB para 2012, que pasa del anterior -1,5% al -2,1%. La perspectiva para el consumo privado sigue siendo sumamente negativa, debido a las nefastas perspectivas para el mercado laboral, las dolorosas medidas de austeridad fiscal y las restricciones crediticias. Gracias a las recientes actuaciones políticas, en especial las medidas de liquidez del BCE, España ha podido ganar tiempo para volver a colocar sus finanzas públicas sobre una base sostenible, aunque sin un cortafuegos adecuado España seguirá siendo muy vulnerable ante un posible cambio en la confianza de los mercados.
Por Katharina Jungen.
