El veto del primer ministro David Cameron, el 9 diciembre, a un acuerdo de la UE para imponer límites a los presupuestos y al endeudamiento de los países se encontró con las críticas de los políticos de la UE y de los miembros del partido de la coalición en Gran Bretaña. La aceptación del tratado hubiese dejado bloqueado al Reino Unido en una unión fiscal dentro de la eurozona. En lugar de ello, Cameron desplegó una lista de condiciones para proteger a la industria de servicios financieros del Reino Unido de cualquier futura regulación antes de aceptar la propuesta de la UE. El responsable de la Comisión Europea, Jose Manuel Barroso, declaró que la decisión del Reino Unido de quedarse fuera de las negociaciones suponía un riesgo de división del mercado único.