A mediados de diciembre, el gobierno húngaro y los bancos locales alcanzaron un acuerdo para compartir la carga de la ayuda a los titulares de hipotecas que se enfrentan a la subida de los costes de servicio de la deuda por sus préstamos denominados en moneda extranjera. Este acuerdo arrojará claridad sobre los costes que esperan los bancos, reducirá la aversión al riesgo asociada a un entorno político incierto y animará a los prestamistas extranjeros a mantener su presencia en Hungría, a pesar de las difíciles condiciones de financiación en sus lugares de origen. Sin embargo, este acuerdo supondrá un riesgo para el cumplimiento del objetivo de deuda del año que viene del 2,5%, debido al déficit de ingresos esperado que el gobierno confía compensar con el aumento del consumo.