La desaceleración a nivel mundial debilitará la demanda externa de materias primas, lo que empeora la perspectiva para las exportaciones y el crecimiento de Sudáfrica. La confianza se viene abajo debido a la preocupación por el clima económico, lo que significa que el consumo se comenzará a ralentizar bajo el peso de las crecientes presiones inflacionistas, el desempleo crónico y el endeudamiento de los hogares. El Banco de la Reserva de Sudáfrica mantendrá una postura acomodativa, manteniéndose a la espera hasta bien entrado 2012, aunque esperamos pocos estímulos fiscales, o ninguno, por parte del gobierno a pesar de la insatisfactoria actividad económica.
Por Maya Senussi.