La división en la Eurozona ante el movimiento de reapertura de los acuerdos de los obligacionistas -especialmente en lo que se refiere a las pérdidas que deben asumir los acreedores privados de la deuda soberana de Grecia- podría provocar una reestructuración de la deuda griega aún mayor y antes de lo previsto; Francia y el temor del BCE a que la renegociación del acuerdo alcanzado en julio podría causar una oleada de ventas de las acciones de los bancos con grandes cantidades de deuda en los países periféricos. Por otro lado, los parlamentos de la zona euro deben votar la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera este mes, mientras que puede que sea necesaria la autorización del Parlamento alemán para el futuro destino de los fondos.