Cinco días después de que estallaran los combates entre defensores y opositores del presidente Abdullah Saleh de Yemen, este último, que había estado recuperándose de las lesiones en Saudi Arabia, regresó al país para pedir un alto al fuego. Su aparición fue celebrada con disparos y cánticos de los lealistas, aunque muchos altos funcionarios aseguraron no haber tenido noticias de antemano. Efectivos tribales armados, acusados de sabotear instalaciones petroleras en el pasado, han vuelto a atacar el sector en el que las autoridades dependen más para sus ingresos.