Los principales indicadores apuntan a un menor crecimiento en el 2º semestre de 2011, ya que la demanda interna, su motor principal, se debilita. El déficit de cuenta corriente de Turquía (DCC) se reducirá a medida que se moderen los precios del petróleo y una demanda interna más débil haga reducir las importaciones. Sin embargo, el DCC sigue siendo un fenómeno estructural y la naturaleza inconstante de la financiación externa convierte a Turquía en vulnerable. A pesar de la desaceleración del crecimiento económico, la depreciación nominal de la lira por encima del 20% hará que la inflación dispare los objetivos del Banco Central de Turquía (CBT); sin embargo, es más probable que el CBT flexibilice la política monetaria de contracción.
Por David Rogovic