Alegando el deterioro de las perspectivas mundiales, el Banco de Canadá se mantuvo a la espera en su junta del 7 de septiembre según lo esperado -siendo la octava pausa tras tres incrementos consecutivos del tipo a mediados de 2010- y mantuvo su retórica más blanda. El compromiso del gobierno federal con el mantenimiento del estímulo monetario con la entrada inminente de la tercera ronda de flexibilización cuantitativa sugiere que el Banco de Canadá no tendrá ninguna prisa para retomar el endurecimiento monetario. Y lo que es más, la reciente flexibilización de los precios mundiales de la energía ha aliviado las presiones sobre la inflación general, permitiendo al Banco mantenerse más tiempo al margen.