El gobierno francés ha desvelado un nuevo presupuesto de austeridad que tiene el objetivo de ahorrar al país 12.000 millones de euros durante 2011 y 2012, y salvaguardar la calificación triple A. Con menos de un año para las elecciones presidenciales, los ahorros presupuestarios se decantan notablemente hacia las subidas de impuestos a los ricos y la abolición de lagunas tributarias corporativas. El gobierno también ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para 2011 y 2012, del 2% y 2,25%, respectivamente, al 1,75% cada año. El presidente Nicolas Sarkozy tendrá que hacer malabares para tranquilizar a los inversores con ajustes fiscales mientras conserva el apoyo del público fomentando el crecimiento.