A pesar de la prohibición de venta a corto plazo impuesta por Francia, Bélgica, Italia y España, los bancos europeos sufrieron una amplia venta de liquidación en vista del deterioro de las perspectivas de crecimiento global el 18 de agosto. En contra del objetivo pretendido por la prohibición, algunos argumentan que de hecho el vencimiento de los contratos a plazo y la incapacidad de renovar esas coberturas ha contribuido a la venta de liquidación. También afecta al sentimiento el hecho de que la reserva federal haya retomado las líneas de permuta financiera tanto con el BCE como con el Banco Nacional Suizo, cosa que apunta al incremento de las tensiones de financiación del dólar en el mercado interbancario.