Los gobiernos locales húngaros, que afrontan unos gastos desorbitados sobre una deuda de aproximadamente 600.000 millones de florines húngaros denominada en francos suizos, han pedido una moratoria de un año para el pago del principal, medida que algunos han interpretado como reestructuración de parte de la deuda pública. En opinión de RGE, los riesgos a corto plazo para el sector bancario y el balance fiscal son manejables. Los bancos se encuentran bien capitalizados y son capaces de absorber pérdidas de una posible moratoria, mientras que el gobierno podría usar los fondos restantes de los activos de pensiones renacionalizados para afianzar a los municipios que tienen problemas. Con todo, esto muestra que las actuales incongruencias de Hungría son sistémicas y van más allá de su angustiado mercado hipotecario. El débil florín es un riesgo a medio plazo para la estabilidad financiera y podría ser un lastre para el crecimiento.
Por Jelena Vukotic.