El banco central de Turquía sigue con su heterodoxa mezcla de política monetaria y ayer volvió a sorprender a los mercados, recortando el tipo de recompra a una semana para respaldar la actividad económica nacional y esforzándose para robustecer a la lira turca. Las medidas son reflejo de la creciente preocupación del banco por el crecimiento mundial y los posibles efectos en cadena de una ralentización mundial de la demanda nacional, además del cambio del sentimiento de riesgo y el efecto sobre la lira turca. Aunque puede que la mezcla de política general tenga algún mérito, la mala comunicación del banco y la falta de credibilidad de política podría hacer que la decisión tenga consecuencias, en especial habida cuenta de las grandes necesidades de financiación externa de Turquía.
Por David Rogovic y Tim Azarchs.
