La reconstrucción posterior al terremoto demorará la reforma fiscal y hará que la monetización de la deuda sea de momento una medida adecuada, pero exacerbará la necesidad de reforma cuando Japón se haya recuperado. La gran reserva de ahorro doméstico, inversores institucionales estables y fuerte prejuicio nacional de Japón permitirá que la deuda pública crezca durante algún tiempo. Sin embargo, el envejecimiento de la población reducirá el ahorro neto y limitará definitivamente la capacidad de absorber la deuda. No es inminente una crisis de la deuda estatal, pero sin una reforma fiscal sustancial, la probabilidad de crisis se eleva a medio plazo (2016-20) y se hace especialmente alta a largo plazo (a partir de 2021) cuando la población empiece a declinar más rápidamente.
Por Mikka Pineda y James Mason.