La continua consolidación fiscal, las férreas condiciones crediticias y la debilidad de la confianza de los consumidores son los principales vientos en contra. Los balances fuertes de las grandes empresas podrían ver alguna recuperación en la inversión comercial. La política monetaria debería seguir apoyando el reequilibrio económico, mientras las liquidaciones salariales y las expectativas de inflación se mantengan bien ancladas.