Habiéndose registrado en el 2011 el déficit más elevado de la posguerra como una cuota del PIB, el Presidente Obama presentó un presupuesto de 3,7 billones de dólares para el 2012 que incluye una congelación durante cinco años de la financiación discrecional no garantizada por valores así como recortes en los programas de infraestructura y de educación.