En su reunión celebrada en Quito, Ecuador, los miembros de la OPEP admitieron la posibilidad de que la demanda de petróleo fuera ligeramente menor en el 2011 que en el 2010 debido a la "frágil recuperación económica mundial, incluido el efecto adverso de los posibles conflictos de divisas y los temores ante una segunda crisis bancaria en Europa", y no prevén un aumento considerable de la producción, y por ello acordaron mantener los niveles de producción actuales.