El empleo dio ayer una alegría en EEUU. Debido a que se terminó la confección del censo estatal, se destruyeron 54.000 puestos de trabajo. Sin embargo, la cifra de empleos creados por el sector privado ascendió a los 67.000, algo mejor que los 40.000 esperados. Se resta presión a la Fed y Obama para acometer mayores medidas, aunque el horizonte de un mercado laboral débil no cambia: el consumidor sigue endeudado, la contratación temporal y parcial es elevada, mucha industria se ha ido para siempre, y el parado de la construcción será difícil de reciclar. De ordinario, el alza en la productividad que registra ahora EEUU significa que más adelante se contratará. Pero la incertidumbre hace que las empresas aguanten con lo que tienen. Se aleja el fantasma de la recaída, pero no el del estancamiento.