La Sociedad General de Autores y Editores tiene el legítimo cometido de recaudar honorarios en concepto de derechos de autor. El objetivo es que los autores reciban lo que les corresponde por el uso de sus obras. Pero la sociedad que preside Teddy Bautista padece un gravísimo problema en su modo de operar, y es la absoluta falta de transparencia.
Por eso es reprobable que la SGAE exprima a los ayuntamientos en sus fiestas patronales, como publica elEconomista.
Así como es justo que los autores cobren por sus trabajos, también lo es que quien paga sepa cuánto, a quién, y en concepto de qué. ¿A quiénes representa la SGAE? ¿cuánto cuesta pinchar una canción en un bar?
La escasa información que emana de esta sociedad deja abierta la posibilidad de que se haga una recaudación y una fijación de precios arbitraria. Y eso sí que no sería legítimo.