
No ha podido ser. Almodóvar se ha quedado sin nominación al Oscar este año por su película Volver. Aunque le quede el consuelo de haber ayudado a Penélope Cruz a optar por la estatuilla a mejor actriz por su papel en el filme, lo cierto es que el manchego tenía muchas esperanzas puestas en el galardón, que habría significado la distribución mundial de la película que tan bien ha funcionado en las taquillas españolas.
Dice Pedro Almodóvar que "el deseo es algo irracional por el cual uno siempre tiene que pagar un alto precio". Convertida en una de sus múltiples frases célebres, lo que el manchego no ha confesado es cuánto le ha costado a él. Y que no lo escaquee, algo habrá tenido que pagar... que a estas alturas decir que Almodóvar ha tenido y tiene deseos es una redundancia.
¿Éxito? ¿Dinero? ¿Libertad creadora? Si estos fueron algunos de sus anhelos, se ha hecho con todos ellos. Director, guionista, escritor, alguna vez actor y cantante dando el cante allá por los movidos ochenta -¿quién no le recuerda con los pelos teñidos junto a McNamara?-, Almodóvar también ha hilado fino en el mundo empresarial.
Los orígenes
1985. Un treintañero empieza a despuntar en una España que, ante sus películas, todavía no sabe si cubrirse la cara con las manos o darle una calurosa acogida. Conseguir de esta forma financiación no es tarea fácil y todavía son muchas las ideas transgresoras que bullen en su cabeza ávidas por formar parte del séptimo arte. Junto a su hermano Agustín-su inseparable compañero de viaje desde entonces- decide crear una productora con la que poder hacer esos sueños realidad.
El Deseo, no podía ser de otra forma, es el nombre que le dan a su compañía. Cerca de 27 años después, con más fortuna que infortunios, esta productora amasa dinero con películas propias y ajenas. Según las últimas cifras hechas publicas, El Deseo cuenta con unos fondos propios de más de 20 millones de euros, elevó su facturación un 73,79 por ciento en 2005 y cerró ese mismo ejercicio con un incremento en su beneficio del 12 por ciento.
La primera película que Almodóvar se produjo a sí mismo fue La ley del deseo (¿a alguien no le ha quedado claro que sustenta el imperio de los deseos?). Lo cierto es que de poco le sirvió al joven director haber cosechado algún éxito como el que le reportó dos años antes, en 1984, su largometraje ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
De hecho, para su nuevo filme, las administraciones cerraron su cartera de subvenciones, así que él solito tuvo que correr con casi todos los gastos desde su incipiente productora. Todo un reto del que salió airoso y que además le permitió trabajar con total libertad.
'Volver', camino de los Oscar
Muchos años han llovido desde entonces y ahora Almodóvar se enfrenta a otros desafíos. El director ya ha recogido en dos ocasiones las preciadas estatuillas doradas: con Todo sobre mi madre en 1999 por la mejor película de habla no inglesa, y el que obtuvo al guión más original por Hable con ella, en 2003.
Desde que se estrenara Volver el año pasado, no ha parado de recibir decenas de premios, aunque haya sonado más fuerte su fracaso en los Globos de Oro. Los Oscar también le han dado finalmente la espalda, aunque tiene el consuelo de que Penelope Cruz, que da vida a la protagonista del largometraje, ha sido nominada en la categoría de Mejor actriz.
Volver ha superado a las últimas producciones de Almodóvar. De hecho, a pesar de la buena acogida que obtuvieron Todo sobre mi madre o Hable con ella, Volver es la única que ha sobrepasado los diez millones de euros en recaudación.
Fenómeno de masas
De todos es sabido que Almodóvar despierta tanta simpatía y admiración como crispación y recelos. Pero lo cierto es que a este manchego de 57 años se lo rifan las distribuidoras cada vez que anuncia nueva producción, visto el éxito que le precede. Y es que ha logrado crear un estilo tan identificable que prácticamente cualquiera puede reconocer una escena "almodovariana". Basta fijarse en el look de sus personajes, en el predominio de mujeres o en su cine de guión a menudo absurdo con trasfondo de crítica social.
¿Quién no recuerda Mujeres al borde de un ataque de nervios? Con esta comedia de vuelta de todo Almodóvar se convirtió en ALMODÓVAR y su cine pasa de ser para minoritarios a convertirse en un fenómeno de masas, aclamado en España y en otros países como Francia. Tanto fue así que, a la historia del mundo del celuloide ya han pasado algunas de las conversaciones parodiadas que entablan los personajes de este largometraje, como cuando Candela (interpretado por María Barranco), que acaba de descubrir que su ex novio es en realidad un terrorista chiíta, dice : "Es que a mí el mundo musulmán me ha hecho mucho daño". Ver para creer.
La recaudación de Mujeres al borde de un ataque de nervios fue espectacular, en especial si se tiene en consideración que se estrenó en 1988: amasó más de 7 millones de euros, sólo tres millones menos de lo que ha recaudado Volver... 18 años después. Además, recibió cincuenta premios nacionales e internacionales.
Éxito y dinero
Aunque el sector cinematográfico esté atravesando una crisis en nuestro país, eso es algo que apenas resienten las películas de Pedro Almodóvar. Desde que se estrenara Mujeres al borde... El Deseo S.A. no ha parado de cosechar éxitos económicos, como el que obtuvo un año después, en 1989, con el largometraje ¡Átame!, con Antonio Banderas y Victoria Abril.
En esta misma línea y ya entrada la década de los 90, seguirán otras producciones como Tacones lejanos (1991), con Victoria Abril, Miguel Bosé y Marisa Paredes, entre otros, y, dos años después, Kika, (Verónica Forqué). Pero la figura de Almodóvar volvió a relucir con más fuerza en especial a partir de 1999. Desde entonces, año en el que estrenó Todo sobre mi madre, hasta hoy en día, con Volver, el manchego se ha convertido en un foco de atención permanente y las recaudaciones de cada una de esas películas no han bajado de los seis millones.
Pero además de sus propias películas, El Deseo también ha producido y co producido otras conocidas como Mi vida sin mi o La vida secreta de las palabras, ambas de la directora española Isabel Coixet, o El Espinazo del diablo de Benicio del Toro.
Almodóvar también ha apostado por el cine independiente y por realizadores menos ilustres, como Tengo una casa, de Mónica Laguna o La fiebre del loco, de Alain Guesnier, y por otros formatos como los documentales, Eyenqui, el dios del sueño, de José Manuel Novoa; Los sin tierra, de Miguel Barros; o Caravana, de Gerardo Olivares, son un ejemplo de ello. Incluso por series televisivas como Mujeres, que bajo la dirección de Felix Sabroso Y Dunia Ayaso, ha estado retransmitiendo hasta hace un par de meses La 2.
Polifacético
"Nací en una mala época para España, pero muy buena para el cine", afirma Almodóvar, que tenía muy pocos años cuando pisó un cine por primera vez en el pueblo donde nació, Calzada de Calatrava (Ciudad Real). Siempre tuvo claro a qué quería dedicarse, por eso se mudó a Madrid y, como él mismo ha reconocido, cuando llegó a la capital estuvo una buena temporada con una mano delante y otra detrás, sin un duro en los bolsillos y, eso sí, con ganas de comerse el mundo.
Trabajó en muchos sitios, pero la entonces joven promesa no pudo comprarse su primera cámara, una súper 8 milímetros, hasta conseguir un empleo fijo en la Compañía Telefónica Nacional de España, en donde estuvo 12 años ejerciendo de auxiliar administrativo.
A partir de 1972 empieza a rodar sus primeros cortos y, durante esos años, Almodóvar también alternó sus coqueteos con el cine con otras actividades como colaborar en periódicos, escribir cómics, alguna fotonovela porno, actuar con un grupo de teatro (Los Goliardos, donde conoció a la que después se convertiría en una de sus musas, Carmen Maura), o cantar en un grupo de punk junto a McNamara.
Su primera película, cuyo rodaje por falta de medios fue toda una odisea, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, marcó un estilo que Almodóvar ya no ha abandonado.