WASHINGTON (Reuters) - Cerrar escuelas, evitar las grandes aglomeraciones y otras medidas similares probablemente no tendrán un gran impacto a la hora de prevenir la propagación de una pandemia de gripe H1N1, predijo el miércoles un equipo de expertos.
Los expertos señalaron que la pandemia se parece mucho a un brote de gripe H2N2 de 1957, cuando rápidamente se hizo evidente que había poco que pudiesen hacer las autoridades para detenerlo.
"Los esfuerzos por mitigarlo fueron fútiles", dijo Brooke Courtney del Centro para la Bioseguridad del Complejo Médico de la Universidad de Pittsburgh en una entrevista telefónica.
Se espera que las autoridades federales anuncien el viernes sus recomendaciones para el cierre de escuelas. Los distritos locales y estatales generalmente toman la decisión de cerrar las escuelas, pero buscan asesoría en el Gobierno federal.
En el punto más alto de la epidemia en mayo, más de 700 escuelas cerraron en Estados Unidos, según el Departamento de Educación.
En México, donde comenzó la pandemia, las autoridades cerraron las oficinas del Gobierno y escuelas durante unas dos semanas en abril y mayo, y alentaron a los negocios a permanecer cerrados.
La cepa H1N1 sigue circulando y, al igual que la de 1957, está dominando la mezcla de virus presentes en la temporada de gripe actual del hemisferio sur.
En su actualización más reciente la semana pasada, la Organización Mundial de la Salud informó de 162.230 casos confirmados y 1.154 muertes. pero expertos en gripe dicen que probablemente refleja sólo una fracción del número real de contagios, debido a que no todos los enfermos pueden ser diagnosticados con una prueba de laboratorio.
Los expertos esperan que aumente su actividad en el otoño del hemisferio norte y la OMS predijo que un tercio de la población mundial - 2.000 millones de personas - se contagiarán eventualmente.
DEMASIADO EXTENDIDO
Los gobiernos están tomando diferentes enfoques para reducir la propagación del virus. El mes pasado, expertos británicos sobre difusión de enfermedades dijeron que cerrar las escuelas a la primera señal de una nueva pandemia podría retrasar la peor parte para que las autoridades sanitarias puedan prepararse, pero no pueden evitar la extensión del virus.
Courtney, el médico D. A. Henderson y colegas dijeron en la revista Bioseguridad y Bioterrorismo que parece que la nueva cepa H1N1 ya está demasiado propagada como para intentar detenerla.
"En 1957 se decidió rápidamente que los esfuerzos para poner en cuarentena o aislar a la gente no serían efectivos", dijo Courtney.
Como ocurrió este año, el virus apareció inicialmente en la primera del hemisferio norte. Luego empeoró en otoño. "La apertura de las escuelas en septiembre parece haber sido un factor importante en el inicio de las epidemias comunitarias", sostuvieron los investigadores.
"Las escuelas no se cerraron con el propósito de intentar contener la propagación de la enfermedad. Se cerraron porque faltaban demasiados profesores, administrativos y estudiantes", dijo Courtney.
En 1957 se tardó meses en crear una vacuna, que resultó no ser muy efectiva, dijeron los investigadores.
Las farmacéuticas ya han iniciado la fabricación de vacunas contra el H1N1, Pero es imposible inmunizar antes de diciembre a los 160 millones de habitantes de Estados Unidos que se recomienda vacunar, entre ellos trabajadores de la salud y mujeres embarazadas, estiman expertos.
Se requieren dos dosis de la vacuna para una protección plena.