
La autora Morra Aarons-Mele cuenta que, hasta los 30 años de edad, trabajó en distintos empleos de marketing y políticos que la sometían a una gran presión. Pero dice que había algo que siempre estaba mal: "No era capaz de saber por qué no triunfaba. Parecía que mi temperamento no era algo apropiado".
Fue una vez se vio obligada a abandonar un puesto corporativo, tras un episodio de depresión, cuando lo supo. "El hecho de que soy una persona muy sensible, muy ansiosa y que a veces me deprimo, significa que tuve que aprender a trabajar de otra forma", comenta la misma.
El problema de la ansiedad
Los problemas de ansiedad afectan a millones de personas en todo el mundo. Solo en Estados Unidos la cifra asciende a 40 millones de personas adultas, de acuerdo con la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales. Pero Aarons-Mele explica que no debería ser un obstáculo importante para el éxito profesional, a no ser que se sufra de algún trastorno o que la misma ansiedad sea muy recurrente.
Debido a su propia experiencia, la autora ofrece un proceso con 3 pasos para ayudar a los demás a revisar su relación entre el éxito profesional y la salud mental, en su podcast "El triunfador ansioso". Así es como ella misma convirtió su ansiedad en una fortaleza.
Identificar cuándo y dónde aparece
Lo primero que pide es ser capaz de reconocer cuándo y dónde aparece la ansiedad, pues puede que la fuente no sea la que uno se esperaría. "Conozco a personas que pueden estar delante de 4.000 personas en el escenario, mientras que para otro tipos de experiencias se quedan congelados", explica.
Aarons-Mele pide entonces evaluar cómo uno se siente en distintos momentos de la jornada laboral: ¿Aparece la ansiedad en reuniones, en conversaciones a solas? "Presta atención a lo largo del día, porque van a darse pequeñas señales. Lo vas a notar en tu cuerpo", explica. La autora dice que incluso puede que se trate de una especie de "ansiedad positiva", como la energía y la excitación esperando por un informe importante.
Ser consciente de cómo se reacciona
Una vez uno identifique las 'fuentes' de ansiedad, Aarons-Mele dice que el siguiente paso es atender a las reacciones que se tienen. Por ejemplo, cuando la ansiedad aparece en el trabajo, el cerebro se esfuerza para proteger a la persona de la incomodidad. Pero en algunos casos es tan simple como un acto de elusión, por ejemplo no comprobando los correos si estos son los causantes de la ansiedad.
Pero estas reacciones pueden convertirse en hábitos con su reiteración en un período de tiempo. Puede comenzar con un correo, y terminar con un montón de mensajes sin leer. Una vez explicado esto, la misma pide monitorizar esas reacciones, pues afirma que son precisamente las que más requieren de atención.
No tener miedo a contarlo
Finalmente, cuando la persona sepa cómo reacciona ante la ansiedad, entonces podrá analizar esas reacciones. Aarons-Mele afirma que "es donde el trabajo realmente tiene lugar". Pero advierte de que muchas veces no se trate de hechos aislados, por ejemplo: Un jefe vigila minuciosamente a su trabajador (debido a la presión por rendir lo mejor posible), y le hace sentirse ansioso, pero su superior actúa de esa manera porque también tienen ansiedad.
Pues bien, de acuerdo con la autora la solución pasa por la comunicación. Esto implica seguir los pasos anteriores (identificar la ansiedad, conocer la reacción de uno mismo, y entonces comentarlo con algún compañero de trabajo o con el jefe. Así es como se podrá afrontar el problema con un plan que, sin importar cuál sea, probablemente sea más efectivo que lo que se estaba haciendo hasta ese momento. Una vez cumplidos todos los pasos, Aarons-Mele dice que "aquí es donde pasa la magia".