
En plena temporada de gripe y resfriados, y con la amenaza del coronavirus todavía presente, es importante que la gente fortalezca sus defensas contra las enfermedades estacionales. Pero el doctor William B. Miller Jr., biólogo evolutivo y experto en enfermedades infecciosas, afirma que esta preocupación debería durar todo el año, y no solo reducirse a los meses de invierno.
Para el mismo, la única forma de conseguirlo es adoptando un ritmo constante: "No puedes decir, 'Vale me voy a cuidar en invierno y a olvidarme en verano', pues la cosa no funciona de esa manera. Algo así alteraría las células, haciendo que tarden más en regresar a su patrón de comportamiento habitual".
Miller explicó recientemente a CNBC Make It cómo ayudar a las células del cuerpo, para fortalecer así al sistema inmunológico. Estas son sus seis prácticas para ayudar al cuerpo a fortalecerse y protegerse.
Cómo mejorar el sistema inmunitario
El experto en inmunología propone seguir una serie de actividades o cambios a lo largo del año:
1. Comer alimentos ricos en fibra como aguacates o bayas, o tomar probióticos/prebióticos. La salud del estómago causa un impacto enorme en el sistema inmunitario.
2. Reducir la ingesta de azúcar.
3. Hacer ejercicio con regularidad.
4. Dormir las horas suficientes (dependen de cada uno).
5. Disminuir la ingesta de alcohol.
6. No fumar ni consumir ningún tipo de droga (exceptuando, obviamente, aquellas prescritas por motivos médicos), pues estas actividades debilitan las defensas del cuerpo.
Por qué fortalecer el sistema inmunitario
Más allá de mantener un estilo de vida saludable y de estar mejor protegido contra las enfermedades, existen otras razones no tan obvias. "Envejecer de manera saludable es casi el equivalente de un sistema inmunológico fuerte. De la misma forma, tener uno más debilitado suele equivaler a vivir una vida más corta", especifica Miller.
El experto habla también de los beneficios que van más allá de la salud física. "Un sistema inmunitario fortalecido se traduce en una menor incidencia de desórdenes que afecten al estado de ánimo, en tasas de depresión inferiores, en un mejor sentido del bienestar y en niveles elevados de optimismo", comenta Miller.
"Estos tipos de beneficios se derivan de nuestras células individuales, incluyendo nuestros microbios, influencias y comportamientos", añade.