Belleza

Gisella Gil, autora de 'Cosmética Emocional': "El cuidado personal debe ser amable, sencillo, amoroso; nada de lucha, nada de 'antis'"

Confieso que soy de quienes creen a pies juntillas en el sentido amplio de la palabra holístico, es decir, en su conjunto. No me cabe en la cabeza que todavía haya quienes piensen que nuestro cuerpo no está conectado, y que ese dolor en la rodilla puede deberse a una lesión en la espalda, del mismo modo que mi piel apagada puede encontrar su origen en el estrés que vivo a diario.

Este es el este enfoque que Gisella Gil Buxadé, experta en naturopatía con una trayectoria de veinticinco años dedicada al bienestar y la salud integral, ha elegido para escribir 'Cosmética emocional' (K?an Libros), un libro que habla sobre el cuidado de la piel no solo desde el plano físico, sino desde una mirada en la energía y la frecuencia tiene cabida. La autora vincula el plano emocional a la cosmética, aportando herramientas que nos ayudan a entender la relación entre afecciones cutáneas como acné, celulitis, ojeras o arrugas prematuras; y patrones emocionales y/o estilos de vida que, según explica, se imprimen día a día en el organismo y conducen al desequilibrio.

No es sólo cuestión de cremas, la actitud también cuenta

Para Gisella Gil, no hemos entendido del todo lo que supone el cuidado de la piel. Creemos que se trata sólo en aplicarnos cremas, sérums y distintos productos cosméticos, que nos harán rejuvenecer, cuando abarca un sentido mucho más amplio. De hecho, según Elisabeth Blackburn, premio Nobel 2009, afirma que "el acortamiento de los telómeros —responsables del envejecimiento de la piel—, es cuestión de actitud". En este sentido, la autora nos recuerda también las palabras de Candace B. Pert, neurocientífica, quien explica que las células responden a estímulos energéticos desde una sabiduría y conciencia propia. "Hoy sabemos que la sangre, como sustrato de las células, también de las cutáneas, se alimenta de emociones… Después de nueve años liderando el proyecto, puedo afirmar que las endorfinas son mejor activo que las ceramidas", señala Gil.

La autora incide en que la piel es una prolongación periférica del sistema nervioso unida al cerebro de por vida (comparten capa embrionaria). Recibe información de ida y vuelta. "A través de los miles de receptores cutáneos por cm², la piel, capta información que el cerebro traduce en pensamientos, sentimientos, sensaciones, emociones… y los devuelve en forma de respuesta (piel de gallina, rubor, escalofrío, rechazo, sudor...)".

Nuestras emociones impactan en nuestra piel

Si hablamos de problemas cutáneos, la celulitis es uno de los que más me preocupa. En los últimos años, he notado un ligero aumento, lo que me hace sentir insegura y he llegado a evitar mirarme en el espejo, algo que, según la autora, no hace más que empeorarla, puesto que tiene que ver con la desvalorización estética que sentimos al mirarnos.

Otra de las afirmaciones de Gisella Gil que más me impactó de su libro, es sobre la retención de líquidos (otra constante, especialmente durante el verano): "atiende a un conflicto de angustia existencial con pérdida del sentido de la vida. Es normal, nadie hasta ahora nos había explicado el lenguaje de la piel".

En el capítulo 'Los cuatro pilares de la piel', la autora explica que nuestro sistema de creencias y cómo nos vivimos emocionalmente determinan, en gran parte, nuestra apariencia cutánea. "El estrés, en general, no es más que la interpretación física, emocional y mental de una amenaza. Cómo lo vivo determinará el síntoma". Si lo llevamos al plano biológico, se traduce en aumento del cortisol y adrenalina, entre otras hormonas, contribuyendo a la destrucción de nuestras fibras de colágeno. "Vivir encadenados a creencias, educación, costumbres, miedos, etc., genera una química que se convierte en el pasto celular", arguye Gil.

Si tienes dermatitis, psoriasis o rosácea, se lo debes a esos mecanismos de supervivencia que, replicados, hacen que se vuelvan crónicas. "Perpetuamos una enfermedad porque percibimos, interpretamos y resolvemos las señales del mundo exterior desde la misma interfaz. Cuando uno cambia el patrón, el síntoma pierde su razón de ser", destaca la naturópata.

Para conectar con nuestra piel de forma más consciente, Gil propone responder los once principios del orden bello que menciona en su libro. "Es curioso como buscamos las últimas técnicas en masaje o tratamientos en cabina, descuidando lo esencial: dormir bien, amar, reír, sentir calma, disfrutar, comer sano, etc.". Nos recuerda que igual de importante es revisar la mirada ante el espejo, cuidarse acorde a las estaciones del año, descubrir los cuatro pilares de la piel y, por supuesto, utilizar productos y tratamientos energéticos (por frecuencia) que hablen el lenguaje de la piel. "El cuidado personal debe ser amable, sencillo, amoroso; nada de lucha, nada de "antis" (antiarrugas, antiaging, anticelulitis, antiojeras). No hay mejor fórmula que amar cada célula de tu cuerpo", concluye.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBeloudBluesky