Belleza

Así actúan los factores de crecimiento: los verdaderos directores de una piel joven, compacta y luminosa

En el mundo beauty, hay términos que pueden sonar lejanos o demasiado técnicos. Por ejemplo, si te hablo de los factores de crecimiento, puede que no sepas exactamente a qué me refiero. Sin embargo, si le preguntamos a la facialista y cosmetóloga Esther Moreno, de EM Studio, todo se vuelve claro al instante: "Si la piel fuera un restaurante, los factores de crecimiento serían las estrellas Michelin. Cuantas más tienes, más impresionante es el resultado". ¿Ya sabes de qué estamos hablando?

Así es, tu piel necesita nutrientes, limpieza, hidratación y protección. Pero si realmente deseas notar un antes y un después, lo que realmente necesitas es que esos ingredientes trabajen de forma más eficaz. Y ahí es donde entran estos activos, que son considerados por muchos como el futuro del wellaging… y que, en realidad, ¡ya están aquí!

Cómo debes integrar los factores de crecimiento en tu rutina de belleza

La piel funciona como una cocina de alto rendimiento. Cuando somos jóvenes, las células (a lo que la experta compara con los chefs culinarios) trabajan a toda velocidad, siguen el recetario con precisión y los platos —colágeno, elastina, ácido hialurónico— salen impecables. Pero, spoiler: cuando vamos cumpliendo años, el ritmo baja, la técnica se resiente y lo que antes era un menú degustación se convierte en un sándwich mal montado.

"Con la edad, las células siguen teniendo el recetario, pero ya no lo leen de la misma manera", explica la experta. ¿La solución? Volver a encender los fogones y devolverle a la piel, poco a poco, el personal de cocina que ha ido perdiendo. Y aquí es donde entran los factores de crecimiento.

Porque no estamos hablando de activos cualquiera. Los factores de crecimiento no exfolian ni iluminan al instante. Su trabajo es más sutil, pero mucho más transformador: reprograman el funcionamiento celular para que tu piel vuelva a trabajar como cuando tenía veinte. Esther lo resume así: "Ya le has dado a la piel los ingredientes: limpieza, antioxidantes, hidratación… Ahora necesitas que cocine con ellos de verdad. Los factores de crecimiento son los que logran que todo lo que aplicas funcione mejor". Es decir, convierten una rutina correcta en un tratamiento estrella.

Regenerar la piel por capas: este es el principio activo más potente

Para entender el verdadero poder de estos activos, hay que mirar más allá de lo que se ve a simple vista. La piel es un órgano complejo, con distintas capas que cumplen funciones específicas. La más externa, la epidermis, actúa como un escudo frente a las agresiones del entorno. Justo debajo, la dermis es el soporte estructural, rica en colágeno y elastina, las proteínas responsables de la firmeza y elasticidad.

Ambas capas necesitan estímulos distintos. Y ahí es donde muchas rutinas se quedan cortas. Como explica la cosmetóloga: "La mayoría de los productos trabajan con un solo tipo de factor de crecimiento, generalmente el EGF, que activa la epidermis. Eso está bien, pero es solo la mitad del trabajo."

La auténtica revolución está en utilizar múltiples factores de crecimiento que actúan en sinergia, alcanzando diferentes niveles de la piel. Algunos estimulan la renovación celular en la superficie, otros reparan la matriz dérmica en profundidad. Y entre ellos, crean una especie de "velcro biológico" que cohesiona ambas capas, evitando que la piel pierda su estructura o comience a descolgarse. ¿El resultado? Una piel más densa, firme, con volumen interno real.

La experta lo explica: "Es como reactivar una fábrica que lleva años funcionando a medio gas". Y lo más interesante es que no solo promueven el rejuvenecimiento visible, sino que elevan el rendimiento del resto de tu skinrutine.

Cuando se integran adecuadamente, los factores de crecimiento potencian la eficacia de activos como retinoides, antioxidantes o vitamina C.

"No es lo mismo cocinar con ingredientes de calidad que tener también la técnica, el ritmo y a los chefs adecuados. Esa es la diferencia entre un plato casero y uno digno de estrella Michelin. Y con la piel, ocurre exactamente igual", comenta la facialista.

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