
En estos días he tenido oportunidad de participar en diferentes reuniones y eventos donde el núcleo principal y central era el retorno de la palabra Estrategia a la palestra del un tótem que en demasiadas ocasiones parece olvidado o en demasía encumbrado.
Todo sector, empresa, entidad necesita de una estrategia que permita su evolución, desarrollo y posicionamiento en los diferentes ámbitos que abarque. Sin establecer las líneas maestras de actuación, sí pues debe ser operativa y de acción, no es posible ni generar competitividad, ni tener capacidad de reacción cuando tu entorno cambia o tus grupos de interés no son los mismos o modifican el sistema de relación contigo.
Nuestro sector agroalimentario no es ajeno a lo que está sucediendo en su ecosistema global, recientemente la UE firma un acuerdo con Mercosur creándose el mayor mercado jamás puesto en práctica. Trump gana las elecciones en USA, la guerra de Ucrania continua, la UE prosigue con las políticas de descarbonización de la economía o hay cambios en el ciclo inflacionista de los alimentos junto a un claro desapego reputacional y de consideración de nuestra sociedad respecto al trabajo diario de nuestro sector agroalimentario. Todos son aspectos importantes que de una u otra forma debemos prever e incorporar sus efectos en la estrategia.
Por tanto, es bueno que Cataluña lleve años trabajando en un Pla Estrategic de L'Alimentació de Catalunya (PEAC) – liderado por el Departament d'Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació - a pesar que los diferentes avatares políticos no han permitido que lleve una velocidad de crucero óptima, sí se han desarrollado planes de acción concretos dotados de líneas con presupuesto y recursos para implementar todo aquello que en su día se pensó y escribió. La concepción de una metodología ampliamente participativa, generó un modelo de gobernanza complejo, en muchas ocasiones lento y farragoso si bien era necesario pues las aportaciones realizadas eran consensuadas y de alto valor por su especificidad y visión especializada de cada parte constituyente.
A nivel de España se está desarrollando la denominada Estrategia Nacional de Alimentación (ENA) – liderado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación -, reacción lógica ante el denominado Diálogo Estratégico promovido por la UE (antes de finalizar mandato de la actual Comisión). Que desde el Gobierno Central se promueva y ejecute este tipo iniciativas para un sector agroalimentario, que es estratégico para nuestra economía por datos objetivos (PIB, Exportaciones, Empleo..) o por la necesidad del autoabastecimiento o por la potenciación del valor añadido en nuestros productos (p.e. vía industrialización/transformación/elaboración) genera una necesaria y valorable sensibilidad a la que nadie se puede oponer.
Es cierto que somos un país de singularidades, si bien desde la óptica de los componentes de la cadena de valor agroalimentaria es necesario pedir coordinación entre las Administraciones (¿objetivos consensuados? ¿evitar solapes innecesarios? ¿redundar y no actuar?) en este sentido la colaboración público-privada me parece un valor añadido muy importante para que la Estrategia no se quede en un cajón sin pasar a la acción, que es lo obligatorio dentro de las fases de todo Plan Estratégico. Partir de un buen análisis de la situación actual y los retos/oportunidades en los diferentes subsectores (Primario – Secundario – Terciario (sí también incluir Horeca/Retail…) permitirá, sin duda, donde la necesidad está cada vez más agudizada.
Factores como Sostenibilidad, Innovación, Talento, Tecnología, Transformación Digital, Consumidor, Cliente, Sociedad, Ciudadano, Persona emprendedora, Rural, Relevo, Reputación, Gobernanza, Impacto Ambiental, Rentabilidad, Responsabilidad, Industrialización, Valor añadido, Seguridad Alimentaria, Local, Inteligencia Artificial, Calidad, Experiencia de Compra, Grupos de Interés, Agrifoodtech…. Son conceptos básicos que deben existir y ser promovidos dentro de un entorno agroalimentario donde se está analizando, definiendo e implementando su estrategia.
Según un estudio de la Harvard Business School, el 90% de las organizaciones fallan en el paso de Implementar correctamente la Estrategia", las razones son múltiples si bien destacan la falta de recursos (no dotar del presupuesto necesario), la no claridad de objetivos estratégicos, los equipos o algo tan simple como la falta de comunicación de lo que realmente se quiere hacer y sobre qué realmente se quiere influir. No caigamos en la trampa de generar una expectativa, un entorno idílico para acabar con "algo" demasiado teórico sin ser asimilado y entendido por los diferentes eslabones del sector agroalimentario.
Peter Drucker, gran filósofo práctico del management, desarrolló gran parte de su actividad en el entorno de hacer práctica la palabra estrategia y son diversas y variadas sus frases al respecto junto a su aplicabilidad en cada caso. Por su contraste he seleccionado dos, la primera como aviso a navegantes: "La cultura se come a la estrategia en el desayuno", necesidad de generar un sistema basado en la gestión de proyectos.
Y la segunda: "La estrategia requiere que las personas que participan de la misma analicen la situación presente y que cambien si es necesario". La Estrategia es un cambio para poder generar una situación de ventaja competitiva que redunde en un retorno positivo y un posicionamiento que se adelante a futuros acontecimientos.
Una magnífica oportunidad para integrar, tener una visión de medio – largo plazo, aunar esfuerzos, sensibilizar y comunicar de forma pedagógica y empática todo ello plasmado y ejecutado desde la necesaria Estrategia del Sector Agroalimentario.