El sector de la alimentación es uno de los preferidos para invertir en 2024. Así lo revela el Foro Capital Pymes en el análisis que acaba de elaborar de las industrias que se llevarán el interés de los inversores este año. Pero antes de entrar en un análisis más profundo, conviene hacer una breve radiografía del sector.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en la Unión Europea, la industria alimentaria destaca como la principal actividad manufacturera, generando más de 1.121.000 millones de euros en cifra de negocios, lo que representa el 14,3% de la industria de fabricación, excluyendo al Reino Unido. Con 294.000 empresas y 4,62 millones de empleados, las pequeñas y medianas empresas constituyen el 39,4% de la cifra de negocio y el 57,7% de los empleos del sector. En España, esta industria ocupa el cuarto lugar en valor de volumen de negocio (11,4%) entre los países de la UE, siendo la rama manufacturera líder con 142.073,3 millones de euros en cifra de negocio, equivalente al 24,2% del sector a nivel nacional.
Así, la industria de alimentación y bebidas en España representa el 2,4% del PIB, ascendiendo a 24.899 millones de euros, y cuenta con 30.159 empresas, de las cuales el 96,3% son pymes. A nivel de empleo, la industria da trabajo a 551.500 personas, mostrando un aumento del 2,2% respecto al trimestre anterior.
Y es que, el sector de la alimentación no solo se erige como una opción sólida para invertir este año, sino que también se fusiona con la innovación tecnológica para ofrecer oportunidades aún más emocionantes. Esta combinación estratégica busca rentabilidad, pero también contribuir a resolver desafíos sociales fundamentales, destacando el papel crucial del sector en la lucha contra el hambre y la gestión eficiente del excedente alimentario.
La seguridad alimentaria, un pilar indiscutible para los inversores, se ve fortalecida por la implementación del blockchain en la cadena de suministro. La tecnología de registro distribuido garantiza la transparencia y la trazabilidad en cada etapa, desde la producción hasta la distribución, brindando a los actores de la cadena una visibilidad sin precedentes y mitigando riesgos asociados con la calidad y seguridad de los alimentos.
Uno de los desafíos clave en el sector de la alimentación es la gestión eficiente del excedente, con un enfoque particular en su distribución a quienes más lo necesitan a través de ONGs y entidades sociales. Aquí es donde entra en juego el blockchain. La tecnología permite la creación de registros inalterables que rastrean el excedente alimentario desde su origen hasta su destino final, favoreciendo la transparencia del proceso. Esto no solo optimiza los procesos logísticos, reduciendo el desperdicio, sino que también verifica cada transacción y asegura que cada recurso llegue de forma efectiva a comunidades.
La adopción de blockchain contribuye a objetivos sociales loables, a la vez que impulsa la eficiencia operativa y la rentabilidad. Las empresas que implementan esta tecnología están mejor posicionadas para atraer inversores que buscan no solo rendimientos financieros, sino también participar en iniciativas sostenibles y socialmente responsables.
La capacidad del sector de la alimentación para abordar problemas sociales cruciales, como la distribución equitativa del excedente alimentario, cumple con imperativos éticos y mejora su atractivo financiero. La responsabilidad social corporativa se ha convertido en un factor decisivo para muchos inversores, y el compromiso del sector de la alimentación con la sostenibilidad y la justicia alimentaria refuerza su posición como una opción de inversión ética y rentable.
Así, en el horizonte de 2024, el sector de la alimentación y la tecnología blockchain forman una alianza estratégica que promete rendimientos sólidos, y que, a su vez, contribuye significativamente a la solución de desafíos sociales importantes. La trazabilidad del excedente alimentario mediante blockchain representa un paso audaz hacia un futuro donde la seguridad alimentaria y la responsabilidad social convergen para crear un sector más resistente, sostenible y socialmente comprometido. Al invertir en este binomio, los inversores no solo respaldan un sector vital, sino que también se suman a la vanguardia de la innovación tecnológica y la responsabilidad como agentes de la sociedad.